Elda y Rolde
Elda y Rolde son dos príncipes hermanos del reino de Placoria. Desgraciadamente sus padres han desaparecido y Elda se ha quedado a cargo de Rolde, quien, a sus 12 años, todavía no domina el fuego y por tanto su hermana tiene que cuidar de él.
Elda también tiene vida propia y tiene un "amigo" en concreto con el que se lleva demasiado bien, Desdro. Ambos se conocieron cuando entrenaban juntos, a él se le daba muy bien eso de invocar Bolas de fuego y gracias a eso se ganó la confianza de Rolde, a quien le encantaba jugar con ellas. Elda, en cambio, tenía un talento especial que le permitía quemar cualquier cosa con una gran potencia. Eso la ha convertido en una persona muy temida y respetada en todos los reinos.
Los 5 controladores
Los 5 controladores se encargan de mantener en orden todos los elementos. El grupo está compuesto por: la Controladora del aire, el Controlador del agua y el Controlador de la tierra. Solo la fuerza de estos primeros tres combinada es capaz de hacer destrozos irreparables. Los dos últimos están en paradero desconocido...
Capítulo 1: Un Encuentro Rosado
En el reino de Pyrostan, donde la magia ardiente y la muerte se entrelazaban en un equilibrio precario, se cernía una sombra sobre la princesa Elda. Con apenas 20 años, Elda se encontraba gobernando en ausencia de sus padres desaparecidos, mientras su joven hermano Rolde, un entusiasta mago de tan solo 12 años, jugaba con bolas de fuego en los amplios salones del castillo.
Elda, con sus dorados cabellos que reflejaban las llamas que controlaba con maestría, llevaba el peso de la corona y la incertidumbre por el paradero de sus padres. Desdro, su novio y hábil manipulador del fuego, se encontraba a su lado, lanzándole románticos piropos mientras generaba bolas de fuego que deleitaban a Rolde.
Lera, la intrépida soldado pelirroja y mejor amiga de Elda, siempre estaba lista para acompañar a la princesa en sus travesías. Juntos emprendieron un viaje en busca de respuestas, decididos a encontrar a los padres desaparecidos y desentrañar el misterio que acechaba a Pyrostan.
El camino los llevó a través de bosques misteriosos y campos en llamas, hasta que, en la profundidad de un espeso bosque, descubrieron una cabaña rodeada por un aura peculiarmente rosada. Intrigados, decidieron entrar y se encontraron con una figura que desafiaba todas sus expectativas: una bruja rosa.
La bruja, conocida como la Bruja Sonrosada, los recibió con una sonrisa amigable. Elda y su grupo nunca habían visto una magia tan distinta y bonita como la suya. Desdro, que siempre es el primero en romper, el hielo saludó a la bruja con cortesía.
—¡Hola! Soy Desdro, maestro de las llamas. ¿Tú quién eres, con esos colores tan extravagantes?
La Bruja Sonrosada se rio con dulzura y se presentó como Sylva.
—Soy Sylva, la portadora de la magia rosa. No tengáis miedo, queridos visitantes, mi magia no es tan diferente a la vuestra.
Elda, intrigada, le preguntó sobre el origen de la magia rosa y cómo podía ayudarlos en su búsqueda. Sylva explicó que, aunque su magia era diferente en apariencia, compartía similitudes fundamentales con la magia de Elda y Desdro.
Para sellar su encuentro, Sylva les entregó un orbe cristalino con tonos rosas que resplandecía con energía mágica.
—Este orbe os recordará nuestra conversación. Si necesitáis ayuda, no dudéis en llamarme. La magia rosa siempre estará de vuestra parte.
Con el orbe en sus manos, Elda y su grupo agradecieron a la Bruja Sonrosada y continuaron su viaje con una nueva comprensión de la magia que los rodeaba.
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